Las vivencias y los recuerdos. Elementos especiales que se convierten en inspiración para escribir una canción y compartirla al mundo. Un proceso que puede tomar un día o incluso más de un año. Un recorrido donde la meta es la expresión en su máximo esplendor. Braulio Sauce inicia su camino en musicales escolares, siendo espectador, pero muy curioso.
“Yo era muy pequeños, tenía unos cuatro, cinco años. Mi madre era la directora de difusión cultural, semestralmente presentaban musicales, me tocó ver varios, Vaselina, Footlose, El Mago de Oz. Ella me Llevaba a los ensayos, recuerdo ver a los bailarines, a los actores, en el mismo lugar, en el fondo, los outsiders: los músicos esperando a que les dieran la señal de que ya podían tocar… Escuchar cómo contaba el baterista y que la banda empezara a sonar fue algo mágico en mi vida” Comenta Braulio sobre sus primeras interacciones con la música.
Diez años después, Braulio decide tomar el gran paso de involucrarse propiamente en el mundo de la música. “En la secundaria era de los outsiders, no era bueno jugando fútbol, pero había un taller de música, entonces a eso me metí. El profesor nunca se enfoco a enseñarnos cosas muy puntuales, solo era toquen, exploren, sean felices. Tocaba guitarra y batería, armé mi primera banda, sacando covers de División Minúscula, Green Day… Pero todo fue demasiado empírico”.
Años más tarde, Braulio comenzó a tomar clases donde aprendió a formalizar todo el conocimiento empírico que había acumulado en más de diez años. “En la prepa ya había bandas formados, pero lo que siempre hacía falta era un bajista. Fue ahí donde decidí tomar el bajo y puedo ser ese que toca en varias bandas y se la pasa chido. Empecé a tocar más seguido, estando en esta sintonía de crear en conjunto y de que una idea se transformaba en una canción… Después de hacer varios exámenes de orientación vocacional, sabía que quería dedicarme a algo relacionado con la música, descubro que en Ciudad de México existe la carrera de Ingeniería en Audio y Producción Musical, después de unos años de discordia, lo logré”. Siendo el bajista de una banda universitaria, Braulio comenzó a escribir algunas canciones, pero no era el vocalista.
“Llega la pandemia y por cuestiones personales, vuelvo a Querétaro, al mismo cuarto donde inició la historia y con mil preguntas en la cabeza, ¿debería seguir haciendo esto? ¿Qué quiero decir? La respuesta fue no dejar de hacerlo por mera convicción espiritual lo seguí haciendo, ahora buscaba las canciones en la guitarra, explorando algo que había abandonado: hacer canciones para que yo las cantara”.
“El mundo estaba cambiando, estaba en el mismo lugar, pero ya era otra persona. Sabía más cosas y ahí fue donde nació esta idea de planear, crear y escribir Plantalia”
Convencido de ir por un rumbo propio, Braulio comienza el viaje de Plantalia, nombre que le da título a su disco debut. “Quería algo que hablara sobre plantar algo, planear algo. Germinar algo y verlo crecer aunque se tardara muchísimo tiempo. Tenía la analogía de que en casa de mis padres sembraron un Tabachín hace diez años, fue una vara seca durante años, al paso del tiempo comenzó a convertirse en un árbol majestuoso, que florece de color rojo cada primavera. No podía dejar de verme cómo el paso del tiempo hacía que las cosas florecieran y crecieran. SI bien hubo muchas dudas sobre continuar, hacerlo o no, soy bueno o no, darme esa oportunidad de dejarme ir en la búsqueda, acomodo mi vida de muchas maneras, empezando conmigo. Poder hacer ese disco me transformó de muchas maneras”.
Desde 2020, Plantalia se fue construyendo, sin prisas, solo con la idea de fluir. “Las rolas fueron llegando conforme la historia se iba creando, lírica y sónicamente. Una vez que se abre este mundo a través de la poesía y la literatura, ese chance de crear un un mundo imaginario, que está en tu cabeza, encontrarlo en llamas, ver quién lo habita, ver cómo lo apagas con música es de alguna manera el curso del disco, la historia que quería contar, no lo supe desde el principio. Después descubrí que si separaba la palabra en Plan: buscar el orden de las cosas, Talia: florecer. Lo primero que tuve muy claro es que iba a tomarme tiempo y no tenía prisa, no estaba haciendo esto para terminarlo y ya”. Un proceso que partía de un lugar que tenía que ver de cosas muy personales y musicales de Braulio.
“Fue hasta 2021 que estaba en un estudio de grabación Ártico con Andrés Medellín, donde todo comienza a tomar forma. El proceso fue muy tardado, utilizábamos el estudio en las horas muertas. Fue echarle agua de a poquito a las canciones, descubrir cómo se relacionaban las unas con las otras, también se mantuvo vigente el proceso lírico, tenía algunas cosas claras en mi vida, me estaba replanteando mi relación conmigo mismo. Hasta 2022 ya estábamos muy cerca de cómo quería que sonara, qué era lo que quería decir”. Muchos cambios, idas y venidas, fue lo que experimentó Plantalia en su fase de creación.
Plantalia es un EP de siete canciones que cada una es un mundo propio, pero que tienen un hilo conductor. Cada una de estas canciones muestra una emoción diferente que Braulio experimentó en carne propia.“Hay cosas que nos tienen explicación, caes en una piscina sin fondo. A veces solo hay que aceptar las cosas como son, las cosas buenas, las malas de ti. Ser muy honesto contigo y poder transformarlo a través de escribir, vivir, procesar las emociones”.
“Ya noté es una canción que habla perfectamente de cómo a veces por mero instinto buscamos sanarnos a través de otras personas, relaciones. Podría o no funcionar. En mi caso muy puntual, no ha funcionado, en el mejor de los casos, termina siendo una anécdota muy peculiar, pero usualmente hay heridos”
El complemento perfecto de la música de Braulio ha sido la parte visual, los elementos tan específicos que proporciona en cada portada, cada arte para sus sencillos. “Fue gracias a la ayuda de diferentes ilustradoras y una fotógrafa. Una vez que ya tenía claro, sónicamente, a qué quería que sonara esto. Cerraba los ojos e intentaba visualizar este disco. No me fui muy lejos. La portada de Plantalia es tal cual el Tabachín que está en casa, haciendo alusión a este mundo que encuentro y el ojo de la conciencia que está en una flor, que todo lo ve y todo lo escucha, pero no puede decir nada. Es un concepto que se repite en todas las portadas, quería hablar de algo más allá de nuestro entendimiento, esa pequeña voz que te guía a un lugar que te aconseja, te advierte”.